Captura el momento simbólico en que la diosa del viento acepta su fragmentación, abrazando la dualidad y la transformación. En la parte posterior, una serie de símbolos narran con detalle este instante crucial, reflejando la reconciliación con el cambio y la impermanencia. La combinación de esmaltes de hierro, rutilo y cobalto crea texturas y tonalidades que evocan la complejidad espiritual y la profundidad de la mitología de Tlalticpac, haciendo de esta pieza un objeto de meditación y poder.